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Año Nuevo, Propósitos viejos
Como cada año, las doce campanadas y las uvas nos invitan, además, a realizar un proceso de prospección interna para hacer balance del año y plantear nuevos propósitos para el año que comienza. Muchos son los propósitos que nos planteamos cada año y que, lamentablemente, en febrero ya habremos olvidado.
Sofinco
30 de diciembre de 2025
Porque tan común es plantearse propósitos, como dejarlos olvidados en el cajón hasta el año próximo. De hecho, no somos muy originales a la hora de plantear los propósitos de Año Nuevo y, como habitualmente no los llevamos a cabo, los recuperamos de nuevo al año siguiente.
Si preguntamos a familiares y amigos, es muy probable que la mayoría de los propósitos que se plantean para el nuevo año tengan que ver con alguna de las actividades siguientes:
- Hacer más ejercicio y cuidar la salud. Por su puesto, es el rey de los propósitos de Año Nuevo, los gimnasios aumentan en esta época el número de inscripciones y aumenta el número de visitas que, a partir de febrero, vuelve a decaer. No debería tratarse de un propósito, sino formar parte de nuestro día a día y tenerlo interiorizado, en cualquier caso, la realidad es que siguen siendo muy rentable para los gimnasios todos esos clientes que se apuntan y nunca van.
- Ahorrar dinero o mejorar la gestión financiera. Siempre es buen momento para plantearnos estructurar bien nuestras finanzas y aprovechar para clarificar objetivos y establecer unos criterios de ahorro e inversión definidos.
- Aprender un idioma o adquirir nuevas habilidades profesionales. Otro de los propósitos clásicos de cada año. Las academias de idiomas también hacen su agosto en enero.
- Dejar de fumar o reducir hábitos poco saludables. Lamentablemente, pese a las medidas tomadas por la administración, el tabaquismo sigue instalado en la sociedad, ahora también en forma de vapeo. Siempre es un buen propósito dejar un hábito que, hay que recordarlo, es muy negativo para la salud.
- Pasar más tiempo con la familia y amigos. La conciliación de la vida laboral y familiar debe ser un propósito en el que, además, tienen que colaborar las empresas. El ritmo frenético en el que se viven, sobre todo en las grandes ciudades, nos roba tiempo para pasar con nuestros seres queridos.
El reto es cumplirlo
El verdadero problema de los propósitos de Año Nuevo es, sin embargo, su cumplimiento. Todos nos lanzamos a proponer nuevos objetivos, pero poco nos esforzamos en cumplirlos. Diversos estudios muestran que:
- El 91% de los propósitos terminan en fracaso, y un 23% se abandonan en la primera semana de enero.
- El 80% de los españoles abandona sus metas antes de finalizar enero.
- Más de la mitad reconoce que la desmotivación y el estrés son factores clave en el abandono.
En otras palabras, la mayoría de los buenos deseos se diluyen rápidamente, lo que convierte a los propósitos de Año Nuevo en un fenómeno más aspiracional que práctico.
¿Por qué fallamos?
Los expertos señalan que el problema no es la falta de voluntad, sino la falta de planificación y realismo. Propósitos demasiado ambiciosos, vagos o sin un plan concreto tienden a generar frustración. Además, la presión social y las expectativas poco realistas aumentan la probabilidad de abandono. Para que los objetivos no se conviertan en simples deseos, los especialistas recomiendan:
- Definir metas específicas y medibles: en lugar de “ahorrar más”, plantear “ahorrar 100 euros al mes”.
- Dividir los objetivos en pasos pequeños: empezar con rutinas cortas de ejercicio o con un plan de ahorro gradual.
- Ser realista con el tiempo y los recursos: no intentar cambiar todos los hábitos de golpe.
- Buscar apoyo externo: compartir metas con familiares o usar aplicaciones financieras y de salud para seguimiento.
- Celebrar los avances parciales: reconocer logros intermedios ayuda a mantener la motivación.
Así que, tan importante es plantearse nuevos propósitos, como ser capaz de cumplirlos. Por lo tanto, es mejor plantearse unos pocos propósitos realizables, que un listado amplio y difícil de cumplir. En cualquier caso, no hay que dejar de proponerse nuevas metas y retos que nos hagan mejorar y ya sabes que, si no se cumplen, siempre podrán volver a proponerse para el año siguiente.
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