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¡Me ha tocado el gordo! ¿Y ahora qué hago?

“Comprarme una casa, comprarme un coche, comprar…” Antes del sorteo de Navidad, la imaginación de la ciudadanía se dispara y el listado de las compras es tan extenso como el listado posible premiados. En los reportajes habituales de estas fechas, los viandantes responden al periodista con esos sueños que convertirían en realidad si les tocara el Gordo. Y a los menos imaginativos les escucharemos una vez más aquello de “tapar agujeros”.
 

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Sin embargo, hay que recordar que muchos ganadores del Gordo terminan arruinados por falta de planificación y por dejarse llevar por la euforia del momento. Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya revela que hasta el 70% de quienes reciben grandes premios de lotería pierden su fortuna en menos de cinco años. Casos reales en España y Estados Unidos muestran cómo decisiones impulsivas, fraudes familiares o adicciones pueden convertir millones en bancarrota.


El famoso “Gordo” no solo reparte millones, también abre la puerta a un fenómeno recurrente: ganadores que, tras la euforia inicial, terminan arruinados por decisiones financieras precipitadas. La historia demuestra que la suerte puede ser tan peligrosa como beneficiosa si no se gestiona con cabeza fría. Para ayudar a todos aquellos agraciados que sean tocados por la suerte, a continuación, recopilamos una serie de consejos que siempre ayudarán a gestionar una nueva situación financiera que no siempre es fácil de asumir:


Respirar antes de gastar
La tentación de comprar casas, coches o repartir dinero entre familiares es inmediata. Sin embargo, los expertos recomiendan no tomar decisiones en caliente. Lo más sensato es depositar el premio en una cuenta segura y tomarse unos meses para planificar. La riqueza súbita exige reflexión, no impulsos.


Diversificar, no despilfarrar
El error más común es concentrar todo el dinero en un solo activo -por ejemplo, una vivienda de lujo- o gastarlo sin control. Lo que vulgarmente se ha reconocido como “no poner todos los huevos en el mismo cesto”. Por eso mismo, la clave está en diversificar, destinando partes a diferentes conceptos:

 

  • Mantener una parte en liquidez para cubrir gastos corrientes y emergencias.
  • Otra en inversiones seguras (depósitos, bonos del Estado).
  • Y una fracción en activos con mayor rentabilidad a largo plazo (fondos indexados, inmuebles bien seleccionados).

La diversificación protege frente a la volatilidad y evita que el patrimonio se evapore.

Hacienda nunca olvida
Conviene recordar que el premio está sujeto a impuestos. Tras el gravamen del 20% sobre la cantidad que exceda los 40.000 euros, el importe real es menor de lo que se anuncia. Ignorar este detalle puede llevar a cálculos erróneos y comprometer la planificación financiera. Además, cada año habrá que seguir tributando por los rendimientos conseguidos en función del tipo de producto en el que se invierta.

Rodearse de profesionales
El dinero fácil atrae tanto a oportunistas como a malas decisiones. Sin embargo, igual que en el gimnasio recurrimos a un entrenador para que nos guíe, o recurrimos a un médico para que nos diagnostique un problema de salud, del mismo modo, para la gestión financiera también es necesario recurrir a expertos que nos ayuden y nos acompañen el proceso de inversión. Por ello, es recomendable contar con:
•    Asesores financieros independientes, que ayuden a diseñar una estrategia de inversión.
•    Abogados especializados, para blindar el patrimonio frente a reclamaciones o malas prácticas.
•    Planificadores fiscales, que optimicen la carga tributaria.
La fortuna debe gestionarse como una empresa: con expertos y con visión de futuro.

Blindar el futuro
Más allá de la inversión, el premio puede ser una oportunidad para garantizar estabilidad a largo plazo, por ejemplo, creando un fondo de pensiones privado, cancelando deudas hipotecarias o personales, o estableciendo un colchón para estudios de hijos o proyectos familiares.

Porque, hay que tener en cuenta que el Gordo no es un billete hacia la felicidad automática, sino una responsabilidad financiera. La diferencia entre un ganador que asegura su futuro y otro que termina en la ruina está en la prudencia, la planificación y la asesoría profesional. La suerte puede ser efímera; la inteligencia financiera, en cambio, es la que convierte un golpe de azar en prosperidad duradera. 
 

Y ahora, no queda más que desear ¡mucha suerte a todos!
 

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