Consumo

Rebajas, ¡cómo hemos cambiado!

Las rebajas surgieron como un invento de las tiendas físicas que sus homólogas digitales han conseguido llevar a un nivel más alto, modificando los hábitos de consumo de los clientes y la propia idiosincrasia de las rebajas.

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Se supone que las rebajas se celebraban en el periodo de cambio de temporada, para dar salida a los productos que no se habían vendido en el periodo correspondiente. Después del periodo de compras que finaliza con la Navidad, en enero se celebran las rebajas de invierno; y después del periodo de compras de primavera/verano, se celebran las rebajas que dan salida a la ropa más ligera, antes de acaparar de nuevo ropa de abrigo.

Así ha sido hasta no hace mucho, hasta la aparición del comercio electrónico y toda la revolución que ha supuesto para las costumbres y los hábitos de consumo de los ciudadanos.

El proceso de ir a la tienda, comprar productos y, si había algún problema, volver para cambiarlo por otro o hacer la devolución, se ha quedado como uno de los múltiples procesos de compra que existen en la actualidad. El consumidor de hoy puede, por ejemplo, realizar una búsqueda sobre precios y características de un producto determinado y, con toda la información, ir a una tienda física y probarse el producto en cuestión y comprarlo. También puede probarse el producto y después comprarlo por internet si hay algún tipo de incentivo económico. Pero también pude salir de tiendas, mirar los productos que le gustan, buscarlos en internet y, si son más baratos, comprarlos online desde la misma tienda física.

Paro aún hay más: se puede comprar el producto de forma online y, en caso de necesitar algún cambio o devolución, hacerlo directamente en la tienda física.

El mundo online y el físico se retroalimentan y se complementan para ofrecer al cliente la mejor oferta y la experiencia de compra más satisfactoria para poder retenerlo como cliente habitual.

Y no solo el mundo físico está asumiendo postulados del mundo digital, también ocurre justo en la dirección contraria. Como ejemplo, la tienda tradicional siempre se ha destacado por tener una enorme información sobre el cliente potencial, que a su vez era vecino y se conocían de toda la vida. Esa cantidad de datos que atesoraba le permitía hacer recomendaciones muy acertadas, porque conocía perfectamente sus gustos y necesidades.

Esa ventaja competitiva que se consigue al conocer al potencial clientes es el camino que ahora están recorriendo en el comercio digital, analizando qué hace un cliente en internet, qué tiendas visita, qué productos le llaman la atención, en qué información se detiene un mayor tiempo, qué tipo de páginas le gusta…. El conocimiento del recorrido que una persona hace por el mundo online permite al ecommerce contar con esa información tan importante en la tienda de barrio y que le va a servir para ofrecerle aquellos productos más adecuados a sus necesidades y a sus gustos. Esta información le permite además poner en marcha ofertas privadas, campañas gancho y otro tipo de interesantes opciones de conexión con un cliente al que ahora se le ofrecen mil oportunidades para adquirir cualquier producto.

Pero los cambios no paran. Según el Estudio sobre Tendencias del Mercado en 2023, elaborado por Ipsos, con el patrocinio de Sofinco, prevé la aparición de nuevas plataformas de marketplace que consigan posicionarse junto o en lugar de Amazon o Aliexpress. Según la opinión de los expertos consultados por la agencia, líder en investigaciones sociológicas, las redes sociales se convertirán en grandes marketplaces,  y los grandes almacenes tendrán que avanzar hacia la venta online.

En los que no hay consenso entre los expertos, es en conocer la aportación concreta del Metaverso. Aunque las expectativas son muchas y variadas, el concepto de Metaverso “no termina de aterrizar”. Incluye el estudio en el que se habla de dudas e incertidumbre sobre cuál será su evolución. En todo caso, la percepción prevaleciente es la de que el Metaverso no despegará en 2023.

Sea como sea, lo cierto es que los hábitos han cambiado con la irrupción del comercio digital y que, probablemente, todo apunta a que seguirá cambiando en un futuro cercano. Todo sea porque los clientes tengan muchas más opciones de compra y las marcas tengan un espacio de competencia mayor en el que poder posicionarse y establecer estrategias para convencer al cliente final

 

 

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