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Las finanzas sí son cosa de niños

La costumbre de no hablar de dinero delante de los niños ha quedado desfasada. Al contrario, a los niños hay que inculcarles el valor del dinero y, sobre todo, el del ahorro como el camino adecuado para la consecución de sus objetivos.

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Por esto mismo, las campañas de formación financiera puestas en marcha por la administración y organismos independiente pone siempre el énfasis en la necesidad de educar desde pequeños para conseguir personas adultas responsables con el dinero.

Cuanto más pequeños, mejor

“Ya habrá tiempo…” es una constante entre los padres que se doblegan a la pereza de inculcar el valor del ahorro entre sus hijos, sin embargo, está demostrado que empezar pronto en esta enseñanza supone enormes beneficios a futuro. Efectivamente, si enseñamos a nuestros hijos a ahorrar desde pequeños, de mayores serán personas responsables financieramente y, al contrario, los malos hábitos aprendidos en la infancia difícilmente podrán corregirse en la edad adulta.

Un juego de niños

Lo ideal para introducir a los niños conceptos financieros básicos es hacerlo alrededor del juego. Comenzar a ahorrar utilizando una hucha y demostrar que el esfuerzo sirve al final para conseguir el objetivo que se proponía, es una buena forma de hacerlo.

En otras ocasiones, también es una buena idea establecer un sistema por el que el niño será remunerado por cada tarea en la que ayude en casa y, de este modo, conseguirá un acercamiento progresivo en la idea del esfuerzo para conseguir todo aquello que se quiere.

La idea final sería la de trasladar al niño que los deseos no se consiguen de forma inmediata y que, detrás de todo aquello que conseguimos, siempre hay un esfuerzo económico que hay que realizar. Es vital que los niños entiendan que “el dinero no cae del cielo”, como en ocasiones nos decían nuestros mayores.

Revisa tu comportamiento

Los niños son auténticas esponjas y cualquier comportamiento observado en sus progenitores supone para ellos un aprendizaje. Por tanto, es vital revisar cuál es nuestra relación familiar con el dinero y cómo lo exteriorizamos en conversaciones o discusiones. Si realizamos compras impulsivas y aparentemente no damos el valor que se merece al ahorro, nuestros hijos aprenderán una forma de relacionarse con el dinero que puede traer graves consecuencias a futuro. De ahí la necesidad de no sucumbir a la inmediatez que los niños exigen a la hora de tener todo aquello que quieren porque, de ese modo, la banalización del esfuerzo marcará en el futuro las decisiones financieras del niño.

En último término, tampoco es recomendable que los niños presencien discusiones familiares sobre problemas financieros. El aprendizaje de los niños debe establecerse siempre en positivo, y las discusiones irán siempre destinadas a establecer los criterios adecuados para que el ahorro nos permita conseguir los objetivos planteados.

Siéntate a hacer cuentas con ellos

Nada mejor que invitar a los niños a participar en la revisión de los gastos y los ingresos familiares, de modo que se sientan partícipes de los objetivos financieros y de las medidas adoptadas para conseguirlos. Revisar las facturas mensuales, analizar los gastos superfluos de los que poder prescindir o plantear propuestas de ahorro para, por ejemplo, las vacaciones del próximo año, son medidas adecuadas para introducir al niño en el hábito de la gestión de los ahorros.

En definitiva, la idea de no hablar de dinero delante de los niños ha quedado completamente anticuada y lo recomendable es, precisamente, todo lo contrario: hacer partícipe a los niños del proceso de gestión de los ahorros familiares porque, hay que tenerlo claro, las finanzas también son cosa de niños.

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