Hace relativamente poco que adoptamos esa tradición americana del Black Friday, pero ya se ha convertido en una fecha señalada (¡y muy esperada!) para consumidores y marcas. Sobre todo, para aquellos más ligados al ámbito del retail y los consumidores más habituados al comercio electrónico y las compras en internet.
Las rebajas surgieron como un invento de las tiendas físicas que sus homólogas digitales han conseguido llevar a un nivel más alto, modificando los hábitos de consumo de los clientes y la propia idiosincrasia de las rebajas.
Forma parte de nuestra historia colectiva como país la imagen de un Seat 600 cargado de maletas, con la baca repleta de bultos bien atados y hasta tres generaciones diferentes apiñadas entre sus asientos: padres, hijos y abuelos, sin contar alguna que otra mascota como el perro, el gato o el canario.
Los inicios de año suponen una verdadera cuesta arriba para los ciudadanos, después de los muchos gastos realizados durante las fiestas pasadas. El mes de enero obliga a pisar el freno para tratar de compensar todos los excesos de las Navidades.
Para muchos especialistas, las ofertas del Black Friday han sustituido ya a las de enero como las verdaderas rebajas de invierno, arrebatando esa categoría al periodo que sucede a la celebración de las Navidades.
La inflación supone un freno para muchas economías familiares que ven incrementado el esfuerzo que deben realizar para llenar la cesta de la compra, para pagar la factura de la electricidad y para pagar la hipoteca después de las subidas de los tipos de interés.
La inflación supone un freno para muchas economías familiares que ven incrementado el esfuerzo que deben realizar para llenar la cesta de la compra, para pagar la factura de la electricidad y para pagar la hipoteca después de las subidas de los tipos de interés.
El mes de noviembre ha pasado de ser simplemente el periodo previo a la Navidad, a convertirse en un mes realmente agitado desde la implantación de dos tradiciones importadas de EEUU: Halloween y el black Friday.
La compra de un artículo usado formaba también parte del ámbito de las antigüedades, aunque, en estos casos, el producto en cuestión debía de haber sido fabricado hace años, y contar también con un cierto encanto para los coleccionistas o seguidores de este tipo de mercado.