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La conciliación sí existe

“Es fundamental contar con una pareja que se corresponsabiliza en la crianza de los hijos"

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Incorporada al proyecto Sofinco desde los inicios, Mónica Pérez lleva ya cuatro años en el equipo de la entidad como Insurance Product Owner. Sin embargo, hasta llegar a Sofinco, Mónica desarrolló una intensa carrera profesional que le llevó por firmas como El Corte Inglés, Aon, Allianz Global Assistance, Affinion International, Multiasistencia o Prosegur, siempre en puestos relacionados con el mundo del seguro. 

Compaginar su incesante actividad profesional y su vida personal como madre ha requerido de un compromiso para repartirse con su pareja esos momentos en los que hay que priorizar los cuidados de su hija. Ella misma nos cuenta cómo ha sido su experiencia.

¿Cuántos hijos tiene?

Jimena, de 6 años.

¿Es el número de hijos que quería o se ha visto limitada por la situación laboral?

En mi caso, cuando me hacían esta pregunta siendo más joven siempre contestaba que 2 como máximo, pero después de tener el primero, dejas un margen para que sea un poquito más independiente y evitar tener la situación de “2 under 2”.

Tras la baja por maternidad cambié de trabajo y, entre unas cosas y otras, cuando te das cuenta y sobrevuela la posibilidad de tener un segundo hijo, te has “acomodado” a una organización familiar acordada con tu pareja para compaginar, entre ambos y en la medida de lo posible, nuestra vida personal/familiar y laboral.  Llegas a la conclusión de que tener otro hijo complicaría sobremanera los malabares que se tendrían que hacer con 2 niños pequeños en edad escolar. Y la realidad también es que no se tiene ni la misma energía ni la misma paciencia con treinta y pico, que pasados los 40.

¿Cómo ayuda Sofinco a una madre a compatibilizar su vida laboral y personal?

Sofinco ofrece la posibilidad de teletrabajar al menos 2 días fijos a la semana siendo flexibles en caso de que, por determinadas circunstancias, tengamos que cambiar el día que tenemos que ir presencialmente por teletrabajo, por ejemplo, porque no haya colegio.

Además, nos ofrece 6 días adicionales de teletrabajo en época de vacaciones y entrada flexible de 8 a 10 de la mañana.También ayuda que, en vacaciones de verano, donde no hay cole, podamos tener jornada continua.

¿En algún momento ha tenido que hacer una renuncia profesional para atender a alguno de sus hijos?

En mi caso no, más allá de trabajar desde casa o coger algún día de asuntos propios porque mi hija ha estado enferma, y entre mi marido y yo tenemos que cubrir los días que no puede ir al cole. No me plantee en ningún momento ampliar mi baja por maternidad porque tenía ganas de volver a trabajar, y bueno, en mi caso fue fundamental contar con una pareja que se corresponsabiliza de la crianza en todos los aspectos.

El teletrabajo al final te permite trabajar desde casa, pero no significa que les estés dedicando tiempo de calidad porque muchas veces dices, bueno, ya que estoy en casa, me quedo más tiempo para sacar cosas aprovechando que me ahorro el viaje de vuelta a casa.

¿Por qué cree que las familias cada vez tienen menos hijos?

Si nos comparamos con la generación de nuestros padres, muchas familias de clase media de los años 80 eran capaces de vivir con un sólo sueldo, pagar una hipoteca, con tipos de interés entre el 15% y el 20% que terminaban de pagar en 10-15 años, tener 2 o más hijos, e incluso, se podían permitir tener una segunda vivienda para veranear o pasar los fines de semana. Actualmente no conozco a nadie de mi edad que haya tenido el primer hijo con menos de 30 años, incluso, teniendo un trabajo fijo y estable.

Nuestros padres empezaron a trabajar con 16 años en trabajos en los que se exigía el graduado escolar y a base de esfuerzo y dedicación, fueron ascendiendo y mejorando sus condiciones económicas en la misma empresa en la que iniciaron su carrera profesional, y lo normal es que, a los 18-20 años se independizaran y a los 21-24 años ya tuvieran su primer hijo y a los 2 años, se planteaban tener al segundo hijo para que no se llevara mucho con el primero.

¿Sería entonces una consecuencia económica, laboral…?

A la edad en la que nuestros padres se emancipaban, nosotros estábamos acabando COU o empezando la universidad y en algunos casos compaginando la universidad con algún trabajo de media jornada o los fines de semana o verano para tener dinero para nuestros gastos. Luego te enfrentas por primera vez al mundo profesional para buscar “algo de lo tuyo” y ves que, sin haber acabado la universidad, ya te pedían experiencia de 1 año o un disponer de algún curso específico.

Para buscar la diferenciación con otros candidatos, inviertes en formación compaginándolo con tu primer trabajo, y te plantas con 23-24 años, con suerte, en tu primer trabajo que tiene relación con lo estudiado o hacia donde quiere orientar tu carrera profesional, y claro, después de un tiempo quieres mejorar y te planteas cambios hacia un proyecto con más proyección y/o mejores condiciones económicas al menos un par de veces hasta que llegas a los 30-32 y entonces la alarma de tu reloj biológico empieza a sonar, pero no siempre las condiciones laborales y económicas son las idóneas para independizarse y/o formar una familia y claro, nunca es el momento ideal. Como se dice coloquialmente” si lo piensas mucho, al final nunca te pondrías a ello porque nunca es el mejor momento”.

Es decir, que también hay algo de no querer renunciar a ciertas comodidades…

A diferencia de nuestros padres, creo que tanto mi generación como la actual, no está dispuesta a hacer ciertas renuncias que nos ayudarían a ahorrar dinero para poder emanciparse antes, permitirse pagar un alquiler, dar la entrada a una hipoteca, y esto impacta directamente, no sólo en la edad en la que te planteas tener tu primer hijo, sino también en el número de hijos que puedes tener. Porque, nos guste o no, la edad en la que la mujer puede ser madre sin que suponga riesgos es limitada y, aunque ya es un tema menos tabú que hace algunos años, cada vez más parejas tienen que recurrir a técnicas de reproducción asistida, raro es el círculo de amigos que no cuente con al menos un par de parejas que están intentando tener su primer hijo a través de este proceso.

¿Qué le diría a una mujer que se está pensando ser madre y lo retrasa por cuestiones laborales?

Pues le diría que, si quiere seguir desarrollando su carrera profesional, que en la mayoría de las veces se consigue únicamente cambiando de empresa, no hay otra opción. En los tiempos que corren, retrasar la maternidad no es ya tanto una elección, sino una necesidad. Los hijos traen mucha felicidad, pero no vienen con un pan bajo el brazo como dicen, y para poder afrontar los gastos que ello supone, es necesario contar con los recursos económicos suficientes con los cuales puedas cubrir también imprevistos.

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